¿Por qué el Ejército Venezolano Dejó de Combatir a la Guerrilla?

La interrogante es tan compleja como inquietante: ¿cómo es posible que el ejército de una nación deje de combatir a grupos guerrilleros que operan impunemente en su territorio? La respuesta, en el caso de Venezuela, se teje con hilos de corrupción, intereses económicos y una profunda transformación de las instituciones militares bajo la égida de un nuevo paradigma político. Lo que en el pasado fue una obligación de defensa territorial, se convirtió en una ventana de oportunidad para lucrativos negocios ilícitos, alterando la dinámica de la frontera y la vida de sus habitantes.

Desde la llegada de Hugo Chávez al poder, se gestó un cambio radical en la postura de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) hacia los grupos guerrilleros colombianos. La directriz, aunque nunca explícita en documentos oficiales, se hizo clara en la práctica: no tocar a sus “enemigos naturales”. Esta política, supuestamente en aras de facilitar futuros acuerdos de paz en Colombia, tuvo un efecto devastador en la institución castrense venezolana. Lo que se vendió como una contribución a la estabilidad regional, se convirtió en la semilla de la destrucción moral y operativa de sus fuerzas armadas.

Un Cambio de Paradigma en la Frontera Venezolana

La inacción del ejército venezolano frente a la guerrilla no fue accidental; fue el resultado de una política tácita que caló hondo en la estructura militar. De ser un castigo, ser asignado a la frontera se transformó en una codiciada oportunidad para muchos militares. La razón no era ideológica, sino puramente económica: el lucrativo negocio del narcotráfico. La frontera, antes descuidada por gobiernos previos a la revolución bolivariana, se convirtió en un corredor vital para el trasiego de drogas, y la complicidad se volvió la moneda de cambio.

Este viraje permitió que grupos como las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), y posteriormente el Ejército de Liberación Nacional (ELN), se consolidaran en territorio venezolano. La permisividad del Estado venezolano, a través de sus fuerzas armadas, no solo les brindó un santuario, sino que también facilitó su expansión y control territorial. La línea entre el Estado y los grupos irregulares se difuminó, dando paso a una convivencia forzada y, en muchos casos, a una complicidad activa que ha minado la soberanía y la seguridad de la nación.

Elorza: El Epicentro de una Convivencia Forzada

El pueblo de Elorza, en el estado Apure, es un claro ejemplo de esta compleja realidad. Ubicado estratégicamente a lo largo del río Arauca, una vía fluvial de 1.050 kilómetros que conecta Colombia y Venezuela, este poblado se ha convertido en un punto neurálgico para el narcotráfico y las operaciones guerrilleras. El río, navegable gran parte del año, es una arteria vital para el transporte de personas y productos, siendo el tráfico de drogas su uso más rentable y predominante.

Antes dominado por las FARC (específicamente la Segunda Marquetalia), Elorza es hoy un pueblo acorralado por el ELN. Esta transición no fue pacífica; el ELN, con la ayuda de militares venezolanos, logró desplazar a la Segunda Marquetalia, consolidando su control y, con ello, su régimen de terror. La población civil, en su mayoría, se ve obligada a servir directa o indirectamente a estos grupos irregulares, que son los únicos con dinero y armas, creando un ambiente de miedo y sumisión.

Alias “El Mecha”: Un Poder Cimentado en Lazos Políticos y Militares

En el corazón de la operación del ELN en Elorza se encuentra José Bladimir Bigott Portela, conocido como alias “El Mecha”. Nacido el 28 de febrero de 1980, con cédula de identidad V-14.408.254, “El Mecha” no opera desde la clandestinidad. Su poder no reside solo en su armamento o en sus hombres (como alias Julio, alias Garza, José, El Bigote, José El Gasolinero, El Ojón, entre otros), sino en sus profundos lazos con militares, policías y, crucialmente, con dirigentes políticos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), desde la dirección nacional hasta los jefes de calle.

La presencia de “El Mecha” en Elorza es abierta. Vive en el pueblo con su familia, fue candidato en elecciones y se le ve armado a plena luz del día, acompañado por miembros del PSUV. Su influencia se extiende a negocios locales, e incluso se menciona que financia a una cantante de música llanera. Su familia también se beneficia de su posición: su hermana es dueña de la ferretería más grande del pueblo y su suegra posee un club. Esta ostentación de poder y riqueza, derivada de la extorsión y el robo, es una muestra clara de la impunidad con la que opera.

Testimonios de habitantes de Elorza revelan la descarada complicidad: se han visto camionetas del gobierno y funcionarios de Caracas compartiendo con “El Mecha”. A pesar de operativos militares con reservistas, SEBIN, Ejército, Guardia Nacional, FAES y Cicpc, y la instalación de alcabalas, la acción no es contra el ELN, sino que parece ser una fachada o, peor aún, una oportunidad para la extorsión por parte de los propios uniformados. La relación de los “elenos” con el PSUV es tan pública en Elorza que se mencionan nombres como Daniel Ramos (alias El Ojón) y Ariel Ramírez como militantes del partido oficialista y miembros del ELN.

La Sombra de la Extorsión y la Impunidad

La vida cotidiana en Elorza está marcada por el miedo y la impunidad. Los habitantes y dirigentes políticos locales no se atreven a denunciar públicamente lo que sucede. Las amenazas, asesinatos y desapariciones son comunes y quedan sin investigación. Si antes se veía a jefes de policía y militares con las FARC, ahora se les ve con el ELN, lo que anula cualquier posibilidad de denuncia.

La extorsión es una práctica sistemática que afecta a todos, desde el dueño del negocio más pequeño hasta los transeúntes. Las alcabalas móviles de la policía se han convertido en puntos de cobro. Los uniformados inventan “leyes” para justificar el cobro de dinero, amenazando con retener vehículos o llevar a la Fiscalía si no se paga. Un comerciante narra cómo el comandante Jara, utilizando un número telefónico específico (0426-8716282), envía mensajes exigiendo “la cuota del mes”, operando de la mano con el ELN.

“Aquí no se puede hacer nada si el ELN no lo permite”, afirma un dueño de negocio. Esta frase resume la realidad de un pueblo donde la autoridad legítima ha sido suplantada o cooptada por grupos irregulares, que operan con la bendición y participación activa de elementos de las fuerzas de seguridad y el partido de gobierno.

De las FARC al ELN: Una Evolución de la Violencia

La dinámica de los grupos guerrilleros en Elorza ha evolucionado. Durante años, las FARC, bajo el mando de comandantes como Romaña, establecieron uno de sus asentamientos más firmes. Según los locales, las FARC de la Segunda Marquetalia “no se metía con el pueblo, no robaba, no masacraba, ni desplazaba al pueblo”, pues su lucha era en Colombia y no les correspondía resolver problemas en Venezuela.

Sin embargo, con el desplazamiento de la Segunda Marquetalia por el ELN, la situación cambió drásticamente. El ELN ha impuesto un régimen de violencia y terror mucho más directo sobre la población. El caso de José Solórzano, quien trabajó para la Segunda Marquetalia y ahora es parte del ELN, o alias “El Cherry”, quien fue amenazado y expulsado del pueblo por “El Mecha” por su afiliación anterior, demuestran la brutalidad de esta transición.

La experiencia de los desplazados es desgarradora. “Nosotros somos personas con familias perjudicadas por ese grupo invasor del ELN. No mencione nuestros nombres porque capaz y nos matan a nosotros y a nuestras familias. Yo perdí todos mis enseres, hasta los alimentos, fui perseguido por las atrocidades y violaciones de los derechos humanos que está cometiendo alias Mecha y su grupo”, relata un joven obligado a huir de Elorza.

Comparativa de Grupos Guerrilleros en Elorza (Según Testimonios Locales)

Preguntas Frecuentes (FAQs)

¿Por qué el ejército venezolano dejó de combatir a la guerrilla?

La inacción del ejército venezolano comenzó con la llegada de Hugo Chávez al poder. Se estableció una política tácita de no confrontar a la guerrilla colombiana, inicialmente bajo el pretexto de apoyar procesos de paz en Colombia. Sin embargo, esta postura derivó en una profunda corrupción, donde los militares empezaron a ver las asignaciones fronterizas como una oportunidad para involucrarse en el lucrativo negocio del narcotráfico, en lugar de combatir a los grupos irregulares.

¿Quién es “El Mecha” y cuál es su rol en Elorza?

Alias “El Mecha” es José Bladimir Bigott Portela, el jefe del ELN en Elorza, estado Apure. Su rol es central en el control territorial de la guerrilla en la zona. Opera abiertamente, con un grupo de hombres armados, y su poder radica en sus estrechas relaciones con militares, policías y, de manera crucial, con dirigentes políticos del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) a todos los niveles. Es responsable de extorsiones, amenazas, asesinatos y desapariciones, y se le ve involucrado en negocios locales.

¿Cómo se financia el ELN en la frontera venezolana?

El ELN se financia principalmente a través del narcotráfico, aprovechando la estratégica ubicación de Elorza y la navegabilidad del río Arauca como ruta clave. Además, implementan un sistema de extorsión generalizado que afecta a negocios y ciudadanos comunes. Las “cuotas del mes” y los cobros ilegales en alcabalas móviles, a menudo con la complicidad de elementos de las fuerzas de seguridad venezolanas, son fuentes importantes de ingresos para el grupo.

¿Qué impacto tiene la presencia del ELN en la población civil de Elorza?

El impacto en la población civil de Elorza es devastador. Se vive en un ambiente de miedo y desplazamiento forzado. El ELN ha impuesto la “pena de muerte” y realiza asesinatos, desapariciones y amenazas sin que nadie investigue. Los ciudadanos no se atreven a denunciar debido a la complicidad de las autoridades. Se ven obligados a pagar extorsiones y muchos han perdido sus bienes o han sido forzados a abandonar el pueblo para salvar sus vidas y las de sus familias.

¿Hay relación entre el ELN y el partido de gobierno en Venezuela?

Según los testimonios de los habitantes de Elorza, existe una relación pública y estrecha entre el ELN y el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV). Se menciona que alias “El Mecha” tiene lazos con dirigentes nacionales del PSUV y que miembros del ELN, como Daniel Ramos (alias El Ojón) y Ariel Ramírez, son militantes activos del partido. Se ha observado a funcionarios del gobierno compartiendo con el líder guerrillero, y la población percibe que las operaciones del ELN cuentan con el apoyo y la protección de las autoridades del chavismo.

La situación en Elorza es un microcosmos de un problema mayor que afecta la soberanía de Venezuela y la integridad de sus instituciones. La permisividad y la complicidad con grupos armados irregulares han transformado la frontera en un territorio sin ley, donde el poder lo ejercen quienes controlan las armas y las rutas del narcotráfico. La que fuera la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, en su misión de defender la nación, ha permitido que su estructura sea permeada por intereses ajenos a la defensa, con consecuencias nefastas para el presente y futuro del país.

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